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La homosexualidad y las escrituras desde una perspectiva SUD #4

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November 15, 2017

Actitudes culturales en conflicto

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Los Libros Canónicos no concuerdan manifiesta e inescapablemente en condenar la homosexualidad. De hecho, una vez que se quitan las ideas preconcebidas, las escrituras son incapaces de sustentar la posición actual de la Iglesia. Pero en cuanto la condena de la homosexualidad se derrumba, la Iglesia la restaura arguyendo que el no estar específicamente prohibida en las escrituras no equivale a estar aprobada.

Muchos fenómenos naturales carecen de aprobación en las escrituras. Los que se esconde detrás de mentalidad conservadora de la Iglesia es la misma homofobia que originalmente produjo una falsa interpretación. Usar tales argumentos es admitir que las objeciones no se derivan de las escrituras mismas, sino que son más bien prejuicios impuestos. De este modo, la «teología» anti-gay ejerce su propia autoridad, independientemente de los textos interpretados, simplemente en virtud de su larga tradición.

Pero una cosa es exigir una explicación de ciertos versículos supuestamente incriminatorios, y otra cosa muy diferente es exigirle a los gays y a las lesbianas que justifiquen su sexualidad usando las escrituras. Nadie puede hacer semejante demanda sin hacernos cuestionar su propia actitud. Por ejemplo, ya que tantas denominaciones cristianas enseñan la doctrina de la suficiencia bíblica, un investigador puede preguntarse por qué necesita leer el Libro de Mormón. Incluso tal vez crea que ciertos pasajes de la Biblia excluyen la posibilidad de escrituras modernas (Deuteronomio 12:32; Apocalipsis 22:18). Pero, ¿Es justo o razonable exigir pruebas bíblicas de la autenticidad del Libro de Mormón sin antes estar dispuesto a considerar este libro por sus propios méritos?

Dios pregunta, retóricamente: Habiendo hablado una palabra, ¿acaso no puedo hablar otra? (2 Nefi 29:9). El hecho de que Él haya exaltado una forma de sexualidad ¿nos da derecho a suponer que no hay nada digno de alabanza en su forma complementaria? Ambas formas ocurren en la naturaleza y ambas expresan la naturaleza del Creador. Una vez reconocido su fundamento tendencioso, examinemos ahora la pregunta: «¿Por qué no existe una específica validación del amor hacia el mismo sexo en las escrituras?»

¿Se aceptaba la homosexualidad en la antigüedad?

La verdad es que no hay ninguna explicación definitiva para tal omisión en el tiempo presente. Sin embargo, es bueno recordar que nada es más rutinariamente omitido que lo obvio. En general, parece que los pueblos de la antigüedad aceptaban cómodamente la idea de diversidad sexual. No es imposible que las tradiciones hebreas antiguas hayan aceptado el hecho de que un pequeño porcentaje de las personas presentan naturalmente variedad con respecto a la mayoría sexual. Tal vez no se necesitaba ninguna justificación teológica especial.

Históricamente, las religiones que han tolerado la homosexualidad han tenido alguna clase de prototipo o precedente homosexual en sus fuentes mitológicas. No es improbable que, si los antiguos hebreos eran tolerantes con la homosexualidad, ellos también validaran esa práctica en escrituras que actualmente no poseemos. Muchas «cosas claras y preciosas» han sido expurgadas de la Biblia por causa del pecado y la negligencia de la gente (1 Nefi 13:26-28). Una parte substancial de las planchas de oro quedaron sin traducir por culpa de nuestra falta de fe (Éter 4:5-7). ¿Quién puede decir si la porción sellada no incluya tal vez una explicación de por qué Dios creó personas homosexuales?

Politeísmo versus monoteísmo

El Antiguo Testamento es uniformemente enfático en su descripción de Yahwêh, o Jehová, como un Dios solitario. Esta creencia es la reacción del judaísmo contra el politeísmo de sus vecinos paganos. Uno puede suponer que el pueblo de Dios creyó así desde el principio, pero recientes descubrimientos arqueológicos sugieren que los primeros hebreos conceptualizaban a Dios como un Ser casado. Por ejemplo, se ha hallado un bajorrelieve que representa a Yahwêh con una consorte, algo que los mormones no tardarán en apreciar. El énfasis que el Antiguo Testamento pone en el monoteísmo no excluye la validez de una tradición más antigua, sino que demuestra que el canon se estableció en una época posterior combinando fuentes que reforzaran el pensamiento de la época.

Si los hebreos de la época pre-exílica tenían una actitud más liberal hacia la homosexualidad, los pueblos del Libro de Mormón deben haber traído tal actitud cuando emigraron al Nuevo Mundo. Ya se ha observado que el Libro de Mormón guarda un curiosos silencio sobre este tema. Sin embargo, en el desarrollo de su tema histórico principal, describe minuciosamente las causas de la decadencia espiritual de los nefitas y los lamanitas.

La homosexualidad entre los amerindios

The Zuni princess We’wha Source: Will Roscoe

La pencesa Zuni We’wha
Origen: Will Roscoe

Es de interés señalar que una de las características de la cultura indoamericana (la cual los mormones creen es el residuo de la gran civilización lamanita) es una larga historia de tolerancia de la diversidad sexual, que tiene su forma mas acabada en la institución del berdache*. Típicamente, el berdache es un homosexual masculino travestido que tenía deberes sagrados y prácticos dentro de la tribu. Su androginismo se percibe como una diferencia espiritual. Dios lo hizo de esa manera, de modo que es insensato intentar cambiarlo. El estatus especial y la reverencia religiosa que se le rinde al berdache en la sociedad indígena indica una tradición radicalmente opuesta a la homofobia de la cultura europea. Aparte del berdache, la homosexualidad casual entre hombres y mujeres indígenas tradicionales no fue ni es causa de preocupación (Williams, págs. 17-30, 91-93, 142).

Paralela a la tradición de los berdaches, aunque no tan ampliamente extendida, es la de las amazonas. En la mayoría de los casos se trataba de una mujer que rechazaba la conducta y las ocupaciones femeninas en favor de actividades masculinas tales como la caza y la guerra. En estas actividades las amazonas solía igualar o exceder a los hombres. Su interés erótico se dirigía hacia otras mujeres, a las que activamente cortejaban. Las amazonas y sus amantes femeninas eran aceptadas como valiosos miembros de la sociedad, libres de estigma. El género divergente de la amazona, así como el del berdache, eran considerados el resultado de diferencias espirituales y, en algunos casos, también se los relacionaba con los poderes shamánicos (los shamanes, a veces llamados «hombres de medicina», eran sacerdotes que, según las creencias indígenas, estaban en comunicación con el mundo de los espíritus).

Otro indicio de la diferencia de actitud hacia la homosexualidad en la civilización aborigen americana se halla en el arte pre-colombino. Las grandes civilizaciones urbanas de los mayas y los incas produjeron mucho material erótico. En el Museo Nacional de Antropología y Arqueología de Perú he visto ejemplos de esculturas de barro que muestran relaciones sexuales entre hombres. Es muy significativo que ese homoerotismo se considerara objeto digno de representación artística.

Razones para rechazar la homosexualidad en el Medioevo

Como Santos de los Últimos Días, nos gusta utilizar las evidencias de estas mismas culturas como corroboración del testimonio del Libro de Mormón. Señalamos que los indígenas americanos tenían relatos de la Creación y del Diluvio, los cuales presentan paralelos con el Génesis, y hemos hallado fuentes bautismales en las ruinas de sus templos. En lugar de rechazar las evidencias de homosexualidad, esto debería hacernos meditar. Estas evidencias son pruebas persuasivas de que la homosexualidad pudo haberse conocido entre los antiguos lamanitas.

De esas antiguas civilizaciones nos separa una amplia brecha de historia europea medieval. Los estudios de John Boswell describen la difamación que la homosexualidad sufrió durante ese período (Boswell, págs. 137-166). Los mormones se refieren a ese tiempo como la Gran Apostasía, un período de corrupción religiosa sin precedentes. Normalmente los mormones no estimamos ninguna de las concepciones teológicas del Medioevo. Y sin embargo, todos los argumentos usados por la Iglesia Mormona contra la homosexualidad provienen directamente de los padres de la iglesia medieval, incluyendo la idea de que en Sodoma se realizaban prácticas «antinaturales» (Kimball, págs. 77-89).

Diezmada por plagas y guerras, la población europea no eran muy benévolos con los que realizaban prácticas sexuales no-reproductivas. Además, la Iglesia halló una manera para deshacerse de sus enemigos y confiscarles las riquezas. España, en particular, usó los sentimientos anti-homosexuales para su propia ventaja, primero al expulsar a los moros «sodomíticos» de la Península Ibérica, y luego en la expoliación de las Américas, entre cuyos habitantes la «sodomía» era algo corriente. La persecución, el robo y el engrandecimiento político eran los motivos que la homofobia medieval escondía. Bien podemos cuestionar las actitudes occidentales contemporáneas junto con el molde que les dio nacimiento. Después de todo, ¿puede un árbol corrupto dar buen fruto? (Mateo 7:18).

 

*También llamados Dos Espíritus

 

Este es un trabajo del hermano Brus Leguás, que nos ha dado permiso para compartir con todos ustedes. Por causa de que es bastante extenso vamos a publicarlo por capítulos, siendo este el capítulo dos, con especial atención a los versículos que habla de la homosexualidad en el Antiguo testamento.

 

Para seguir leyendo:

Primer artículo relacionado: La homosexualidad y las escrituras desde una perspectiva SUD #1

El artículo anterior: La homosexualidad y las escrituras desde una perspectiva SUD #3

Un análisis de Deuteronomio 23:17: Sodomita y consagrado

 

 

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