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Rompiendo el silencio en nombre de nuestros hermanos y hermanas LGBT

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December 11, 2016

sad-trapped-boyPublicado por Brian Whitney

Traducción: Israel Flores Alvarez

Desperté esta mañana con la desgarradora noticia de dos miembros jóvenes de la Iglesia que terminaron sus vidas esta semana, presumiblemente debido a que su identidad sexual estaba en desacuerdo con las enseñanzas de su religión. La chispa de su vida se ha ido. Derramé lágrimas mientras veía videos publicados por los padres de sus hijos, una vez vivaces y llenos de alegría. Para aquellos de nosotros que creemos en una vida futura, sólo puedo orar y esperar para que estas almas preciosas están acunadas en el seno del Salvador, quien este enjugando sus lágrimas y brindándoles consuelo. No sé a cuánto asciende el total de suicidios a lo largo del año pasado. He oído números, podrían ser de hasta sesenta. En cualquier caso, el tratar de averiguar números puede distraernos de la conversación real que necesitamos tener. Esto es más que trágico; se trata de una epidemia. Estos son nuestros hijos, nuestros hermanos y hermanas, nuestros amigos y vecinos. Ellos no se sienten queridos, no se sienten valorados, y lo que es peor, no se sienten humanos.

broken-rainbow-heart-gayEs fácil señalar con el dedo a los líderes de la Iglesia; culparlos por hacer declaraciones e imponer políticas hirientes. Y ellos son cómplices. Pero el problema es más grande que esto. Tenemos una cultura donde ser gay simplemente visto como algo mucho menor que el ideal. Nuestra cultura, que promueve la belleza de la familia eterna y la comunidad, deja demasiados vacíos en el aquí y  el ahora. La retórica en nuestros barrios locales, impartidas desde nuestra juventud, promueve un ideal que, para un número significativo, nunca será obtenible – un matrimonio en el templo, tener hijos, y la búsqueda de una relación satisfactoria con un miembro del sexo opuesto.

A pesar de que las enseñanzas mormonas son inequívocas sobre la naturaleza de los individuos y las familias, las enseñanzas mormonas también son inequívocas sobre nuestra responsabilidad hacia nuestros vecinos, amigos y familiares. Un sitio oficial de la Iglesia SUD afirma: «Todo el mundo a nuestro alrededor es nuestro vecino, incluyendo nuestros hermanos y hermanas homosexuales y lesbianas». (Mormonsandgays.org). Mientras que los miembros laicos no tienen ninguna influencia sobre las enseñanzas y las políticas de la Iglesia, nosotros tenemos una tremenda influencia sobre el entorno social en nuestras congregaciones y vecindarios, y esto es donde todo tiene que empezar: tenemos que construir un ejército de amor, compasión e inclusión. Nos enlistamosY necesitamos enlistarnos. De hecho, nos enlistamos cuando entramos a las aguas del bautismo y nos comprometimos a «llorar con los que lloran; sí, y consolar a los que necesitan de consuelo»(Mosíah 18: 8-9).

La mayoría de los Santos de los Últimos Días experimentamos nuestra religión a través de la familia y de nuestros barrios y estacas. En las zonas SUD particularmente densas, esto también se extiende a los vecindarios, escuelas y actividades sociales. La frase «ningún hombre es una isla», se aplica. En una forma u otra, estamos conectados con las vidas de los demás. A menudo, no nos damos cuenta de la influencia que tenemos. La conciencia de este problema es quizá nuestro mayor obstáculo a superar. Para muchos, es el olvido, no el odio, el que perpetúa nuestra insensibilidad. Hasta que se me llamó a servir en una posición de liderazgo a nivel de barrio donde me pusieron en contacto directo con miembros LGBT (algunos abiertos y otros que todavía luchando con su autoaceptación), yo era ignorante de los verdaderos desafíos a los que se enfrentan al mismo tiempo que tratan de ser «dignos». Yo era ignorante de la influencia que tenía para ofrecer comodidad o causar daño por mis palabras y acciones.

Neylan McBaine autor de un libro titulado «La Mujer y la Iglesia» que ofrece un desafío de fe-positiva a las mujeres que son relegadas en sus roles a nivel de sus barrios y estacas locales. Este libro ha sido bien recibido y ha sido pasado de mano en mano de numerosos obispos y presidentes de estaca con la esperanza de que puedan llegar a ser más conscientes de las formas en que sus decisiones afectan a las mujeres en la iglesia, ofreciendo soluciones prácticas que se pueden iniciar a nivel local sin cuestionar las actuales enseñanzas o normas de la Iglesia. Necesitamos un enfoque depresionsimilar a fin de que todas las personas puedan ser una influencia más amorosa e inclusiva para los miembros LGBT; así como para hacernos conscientes del potencial que cada uno de nosotros tenemos para infligir daño, aunque sin darnos cuenta, a través de nuestro silencio cómplice. Espero que un libro como este venga pronto y que igualmente sea una herramienta para generar mayores avances en la visión de los líderes y miembros de la Iglesia… Mientras tanto puedo ofrecer algunos consejos

Sea un líder

Together-happiness-brotherhoodSi usted está involucrado en un liderazgo, ya se trate de Mujeres Jóvenes, Hombres Jóvenes, la Sociedad de Socorro, o un obispado, por favor, tenga una conversación entre sus líderes con respecto a los miembros LGBT y los suicidios en la Iglesia. Puede que no sea consciente de que haya miembros LGBT dentro de sus quórumes, grupos u organizaciones auxiliares. Estadísticamente hablando, es probable que tener esa charla, incluso si no hay miembros LGBT en su entorno inmediato, tendrá repercusión en los miembros de su grupo, quórum, u organización que probablemente tienen amigos gays o lesbianas, parientes o vecinos que puedan estar sufriendo. Discuta lo que puede hacer para asegurar un ambiente donde todos sean valorados y bienvenidos. Por favor, sea consciente de lo que se está enseñando y el mensaje que se está transmitiendo. No estoy sugiriendo que no deberíamos hacer hincapié en los mensajes centrales del Evangelio. Sin embargo, tenga en cuenta que nuestros mensajes sobre la familia eterna, y temas afines, pueden causar depresión severa entre los que se sienten excluidos de ella debido a su orientación sexual o por otras razones. Tenga en cuenta que nuestro énfasis en la familia y la crianza de los niños, inseparables de nuestras enseñanzas sobre la familia eterna, pueden ser emocionalmente dolorosos para los que ven no hay lugar para ellos mismos.

Cuide su manera de hablar

amar al pecador- odiar el pecadoEn respuesta a los miembros LGBT, animándoles a vivir de una manera plena, en vez del mensaje de que deben ser «corregidos», ya que es equivalente a decirles que son inaceptables para nosotros y Dios ahora. No pretenda tener una comprensión de la naturaleza eterna o de la identidad sexual. Del mismo modo, el uso de la frase «amar al pecador, odiar el pecado» es un enfoque degradante y condescendiente. Tenemos que aprender a querer a las personas por lo que son ahora y sin condiciones. La referencia a la orientación del mismo sexo como una «prueba» no es útil. Ser gay no es un juicio. Si no cambiamos la forma de discutir la homosexualidad, sólo continuaremos fomentando un ambiente hostil y poco acogedor para nuestros hermanos LGBT.

Hable

Cuando escuche que otros hablan de una manera degradante o de juicio, por favor hable. Comprensiblemente, la mayoría de nosotros preferimos evitar el conflicto, permanecer en silencio cuando oímos que otros hablan palabras duras. Tenga en cuenta que puede haber otras personas que le rodean, que sienten que no tienen voz. Pueden estar en silencio pidiendo a gritos que alguien hable en su nombre. El miedo nos impide la acción. No tenemos que ser insensibles o impertinentes en nuestras reacciones. A menudo, un simple recordatorio de que asistimos a la iglesia para sentirnos aliviados, no para condenar a los demás, es suficiente. A veces, una petición más directa para detener el uso de un lenguaje que degrada a los que nos interesan profundamente es necesario. Reúna el valor para hablar con ternura pero con firmeza. A través de nuestro valor, otros pueden sentirse fortalecidos. Recuerde, sólo se necesita un comentario para cambiar el ambiente de una habitación entera. Pero también recuerde escoger sus batallas. A veces, la respuesta más apropiada es tomar a la persona que juzga o habla después de la reunión y suavemente les diga cómo se siente acerca de lo que estaba diciendo.

Sea amable

La gente responde a nuestra disposición y tiene mayor confianza en nosotros. Ser amable reduce las reacciones defensivas. Como dice el viejo refrán: se capturan más moscas con miel que con vinagre. Al permitir que la caridad, el amor y la compasión para ser el vehículo a través del cual se expresa nuestra tolerancia e inclusión, haremos más agradable el ambiente para nuestros hermanos LGBT

Edifique Sión

Involúcrese. Haga sus noches de hogar y sus visitas de orientación familiar. Sirva en las asignaciones que se le pida. Busque oportunidades donde se pueda hacer una diferencia significativa en la vida de otros. Es un momento para interactuar con los demás y entender mejor sus desafíos — aún más, puede ser una oportunidad–, si somos valientes y amables, para ayudar a cambiar la perspectiva de los demás a nuestro alrededor que son ajenos al sufrimiento silencioso de tantas personas dentro de nuestro medio.

Sea pendón

Haga saber que usted es un aliado seguro para los miembros LGBT a fin de que ellos puedan acercarse. Si es lo suficientemente valiente, puede testificar de su amor y preocupación por nuestros hermanos y hermanas gay y lesbianas. También puede seguir la iniciativa #RainbowMormon llevando una cinta de arco iris a la iglesia los domingos, o fijarlo en su bolsa de hombro o en sus escrituras. El portar este detalle no necesita ser tomado como síntoma de que es un activista en contra de las enseñanzas de la Iglesia, sino que es una persona de confianza que comprende y ama a todos por igual.

Estas son sólo algunas ideas de lo que podemos hacer a nivel local, sin desafiar al liderazgo o las enseñanzas de la Iglesia, para expresar nuestro amor, preocupación e inclusión hacia nuestros hermanos y hermanas LGBT.  Muchos más y mejores ideas que éstos pueden y deben ser exploradas. Vayamos firmes y con valor, llenos de compasión y caridad. Hasta que lleguemos al «amanecer de un día más brillante», en que la luz de Cristo brille a través de nosotros. Podemos hacer una diferencia. Debemos hacerla…

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