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Vivo feliz día a día – Parte I

Rafael Soares

January 22, 2018

 
Me llamo Rafael Soares, tengo 35 años, vivo en Fortaleza – CE estoy casado desde hace 11 años ¡y muy feliz! Yo vengo aquí para contar un poco de mi historia, hasta llegar a conocer a Afirmación.
Así como todo joven activo en la Iglesia, cumplí todas mis metas personales desde que entré en la Iglesia en abril de 1998 con 15 años; hice los cuatro años de seminario y dos de instituto, hice una misión de tiempo completo por dos años en la misión Río de Janeiro Norte del año 2002 al 2004; fue realmente un tiempo inolvidable donde me dediqué con todo el poder de mi mente y mi fuerza.
En el año 1999 buscaba entenderme, busqué en internet sobre mormones gais, si era «normal» ser uno de ellos, porque sabía que la Iglesia es estricta en términos de sexualidad. Encontré un sitio: «Affirmation», y  vi que esa comunidad solamente existía en Utah, por lo que pensé: «Eso es cosa del enemigo pensar que existen gais mormones», desde ese momento me quité la idea de mi cabeza y proseguí mi camino como cualquier miembro con sacerdocio y activo en la Iglesia; enamorarme, estudiar y con las metas de ir y volver de la misión y casarme.
Hasta entonces todo bien, cuando tenía más de un año en la misión, noté que mi atracción por los hombres realmente formaba parte de mi «hombre natural». Sufrí mucho con esa lucha diaria, oraba para no caer en la tentación y así lo hice hasta el punto final de la misión, donde regresé a casa con honor por haber cumplido mi misión honrosa.
Satisfecho y orgulloso que había llegado hasta el final de la misión, sin exponer eso que estaba dentro de mí. Pero ahora era otra lucha como un misionero retornado, y en mi cabeza había una sola cosa: «Ok, ahora el próximo paso, ¡casarse!». De ahí empecé mi preparación para llegar al gran momento del matrimonio. Empecé a salir con una chica de Portland en los Estados Unidos. ¡Estábamos realmente muy felices y emocionados con ese gran día! Mis padres, estaban felices al mismo tiempo tristes porque me iba a vivir mi vida en otro país, con la incertidumbre de si volvería a casa. Y en el segundo semestre de 2006 con la fecha marcada para la llegada de ella, estábamos todos felices y emocionados y finalmente habría vencido aquella batalla dentro de mi cabeza sobre la sexualidad, pero algo sucedió y ella no llegó en la fecha prevista y desde entonces sucedieron muchas las cosas, entonces decidimos poner fin en todo y no casarnos.
En mi cabeza era la única solución para aquel conflicto interior, entré en depresión por dos meses, sin solución, con miedo y perdido.
El domingo que resolví contarle a mi obispo cómo habían acabado los preparativos para el casamiento, él enseguida empezó a «catalogar» a otras muchachas en vista, sólo que mi cabeza estaba tan confusa que le dije que por el momento necesitaba un tiempo para mí, para recuperarme después de que casi un año de noviazgo.
Entonces un compañero de trabajo me llamó para dar una vuelta y conocer lugares nuevos donde yo podría sentirme mejor, él sabía sobre lo sucedido y sobre mi opción sexual, ahí quedamos un día y fuimos para ese local. Me sentí la peor persona, la más sucia; y con miedo de encontrar a alguien conocido y que me juzgara por estar allí, después que yo era tan popular en la Iglesia, después que yo tenía un llamamiento en la estaca… me sentí tan expuesto, que preferí irme. Pero había algo allí que me llamaba la atención, la libertad de ser lo que cualquiera podría ser… Pero, no. Aquello era obra del enemigo para sacarme de la Iglesia ofreciéndome todo aquello muy fácil.
 Lea la siguiente parte aquí: Vivo Feliz Día a Día – Parte 2

2 Comments

  1. Juan Pablo Olivera Rodríguez on January 22, 2018 at 7:26 PM

    Y cómo estás hoy?

    • Juan Pablo Olivera Rodríguez on January 22, 2018 at 7:44 PM

      soy converso, el único ex mormón… nadie en mi familia es mormona.. viví y vivo en una dicotomía entre la dualidad del hombre natural y el hombre espiritual, lo que es “correcto” y lo que no lo es, entre lo bueno y lo malo desde que tenía 5 años de edad… ya en la adolescencia pasando por mucha malas experiencias y situaciones que ningún joven debería pasar ni dentro de su familia ni en l escuela y liceo… llegué a vivir mi orientación sexual pero eso no me satisfacía… a los 24 el 23 de junio de 2001 me bautice en la Iglesia de JESUCRISTO de los Santos de los Últimos Días y pensé que mi vida sería otra debido a un fuerte testimonio personal… de 2002 a 2004 serví una misión de tiempo completo en Chile Santiago Este … me pasó igual, me sentí muy presionado y al mismo tiempo trabajaba con amor y dedicación en la obra… terminé mi misión con honor, sabiendo que hasta ese momento había cuidado la misión… aún hasta de mi mismo… llegué a casa… deprimido pero con fe… conocí a una buena mujer… la compañera ideal… la que el Señor dio como compañera eterna… 13 años pasaron con más altos y bajos.. y ahora estamos divorciándonos … porque entendimos que aún cuando somos los mejores amigo… y yo la quiero y ella a mí… nuestro matrimonio está estancado.. no va ni para atrás ni para adelante… y somos infelices… y ella y yo merecemos ser amados no sólo espiritualmente… sino físicamente…hoy amo a un hombre.. estoy lejos de la Iglesia y de sus enseñanzas… aún conservo mi testimonio… y hace unos meses de que decidí cambiar de rumbo.. y la verdad no sé cómo conciliar la Iglesia con mi nuevo estilo de vida.

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